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Solamente con una condición...

Una joven y un hombre se enamoran y cuando esto sucede, inmediatamente desean casarse.
La mujer dice: "Solamente con una condición". Ella es muy culta, muy sofisticada, muy rica.

El hombre dice: "Una condición es aceptable, pero no puedo vivir sin tí".
Ella dice:"Primero escucha la condición, después piensa acerca de ello. No es una condición común. Yo tengo una tierra muy vasta, un hermoso lago rodeado por hermosos árboles y jardines. Te haré una casa de un lado, justo enfrente de donde yo viva".
"¿Entonces cuál es el asunto del matrimonio?".
Y ella le respondió: "El matrimonio no es destruirse el uno al otro. Te estoy dando tu espacio. Yo tengo mi propio espacio. De vez en cuando, caminando por el jardín, podemos encontrarnos. De vez en cuando, navegando por el lago en un bote, podemos encontrarnos, accidentalmente. Algunas veces puedo invitarte a que tomes el té conmigo, o tú puedes invitarme".
El hombre dijo:"Esta idea es simplemente absurda".
La mujer respondió:"Entonces olvida todo lo referente al matrimonio. Esta es la única idea correcta. Sólo entonces nuestro amor puede continuar creciendo, porque siempre permaneceremos frescos y nuevos. Nunca daremos por sentado el uno al otro, nunca estaremos garantizados. Yo tengo todo el derecho de rechazar tu invitación, así como tú tienes todo el derecho de rechazar mi invitación. De ninguna manera nuestras libertades serán molestadas. Entre estas dos libertades crece el hermoso fenómeno del amor".
Por supuesto que el hombre no pudo entender y abandonó la idea.


Si esto es posible, tener un espacio y estar juntos al mismo tiempo, entonces los vientos del cielo bailarán entre ustedes.
No hagan del amor una atadura, debe ser un regalo libre; dado o tomado, pero no debe ser una demanda. De otro modo pronto estarán juntos, pero tan separados como las estrellas distantes.
No habrá puente de entendimiento entre ustedes. No habrá quedado el espacio ni siquiera para el puente.

Llenen uno al otro sus tazas, pero no beban de una sola taza.
Den el uno al otro su pan, pero no coman de la misma rebanada.
Canten y bailen juntos y estén contentos, pero permítanse el uno al otro estar solos.
Den sus corazones, pero no el uno a la custodia del otro, porque solamente la mano de la vida puede contener sus corazones.
Párense juntos, aunque no demasiado juntos, porque los pilares del templo están apartados uno del otro.

(desconozco el autor)

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